CAPITULO 3 (7/8)
-¿Daniel? – Me preguntó alegre – soy Carla.
Mira que bien, me habían dado el visto bueno, por lo pronto tenía un aprobado y cuando se sentó a la mesa supe que mi nota iría en aumento a medida que pasarán las horas, por muy poco que me esforzara. Era la clase de chica a la que le gustaban los chicos como yo. De hecho yo era la clase de chico que por norma general solía gustar.
- Perdona el retraso, no encontraba el lugar, nunca había venido por aquí.
- Oh, tranquila, no llevaré más de 10 minutos esperando.
Vale, eso era una especie de saludo o presentación. ¿Y ahora qué? ¿Hablamos del tiempo? La pobre estaba un poco nerviosa, jugaba con sus dedos y se mordía el labio, supongo que en busca de algo que decir.
- ¿Qué te parece el lío en el que nos han metido? – pregunté, pero me arrepentí en el mismo momento en que pronuncié las palabras. Igual ella iba de buen grado, igual ella estaba deseando conocerme y enamorarse por fin.
- Bueno, sí, es cierto. Aún no sé ni cómo dejé que me convencieran. Pero aquí estoy.
Sonreí y asentí. Pues nada, igual era mejor que la conversación siguiera por ahí, en vista de que de momento no había ningún tema más.
- Así que eres amiga de Ana.
- Sí, trabajamos juntas en una imprenta durante dos años.
- Aha. Yo apenas la conozco, la habré visto en un par de ocasiones, una chica muy simpática. Su novio es hermano de un amigo mío.
- De Rubén, ¿verdad?
- Si, de Rubén.
Uf, la chica parecía maja, pero aquello estaba yendo muy mal. Paciencia, le daría una oportunidad, yo tampoco estaba muy lúcido. Gracias al señor, el camarero se acercó hasta nosotros y nos dio la carta.
- Espero que te guste la carta, no sabía muy bien donde ir y me pareció bastante aceptable este sitio. Lo único que espero es que no seas vegetariana.
No, no, esa cara que estaba poniendo… mierda, Rubén no me había dicho nada.
- Pues sí, ¡Vegetariana! – y señaló con sus manos hacia ella.- de hecho muy vegetariana. No como nada que provenga de animal, ni siquiera huevos.
Hasta a mi mismo me hubiera gustado ver la cara que tenía en esos momentos. ¿Vegetariana? ¿Qué clase de broma estúpida me había hecho Rubén? ¡Si odio las verduras! De habérmelo dicho, ni siquiera habría aceptado, ¿cómo iba a ir yo a un restaurante vegetariano? Vamos, del todo imposible. Bien, bueno, iba a dejar de pensar en chorradas, me centraría en el problema que tenía ahora. A ver, ¿Qué otras opciones había? Le tendría que preguntar a ella, no se me ocurría ningún lugar cercano donde podría comer esa muchacha.
- Pues tú dirás, porque no tengo ni idea de donde podríamos ir para que pudieras cenar. No me han dicho nada.- la vi medio sonreír tímidamente, como disculpándose.
- Tranquilo, el entrecotte me va bien. - ¿Cómo? Vale, me estaba tomando el pelo.
- Sí, creo que el entrecotte de alcachofa te gustará – dije riéndome.
A partir de ahí, la conversación fue más distendida y se nos pasó la tensión inicial. Hablamos un poco de todo, del trabajo, de nuestros hobbies, de los amigos y cuando ya habíamos acabado los postres y estábamos haciendo una pequeña sobremesa, ella me fue directa.
- ¿Qué esperas de hoy?
No puede ser que me esté preguntando eso. Joder. Como son las mujeres. ¿Y ahora que se supone que tengo que decirle? Uf…
- Mira, Carla, exactamente no sé muy bien qué es lo que espero.
- Solo preguntaba por curiosidad. ¿Por qué un chico como tu esta solo? ¿has tenido alguna mala experiencia?
Definitivamente este tipo de citas se habían acabado. Si yo no quería estar ahí.
- ¿Y tú? ¿Por qué una chica como tú esta sola? Sola y aceptando citas a ciegas. Yo podría haber sido un tío muy raro.- hice una mueca – En verdad, no quisiera hablar hoy de mi. Dime tú Carla, que es lo que esperas, porque buscas pareja y que quieres encontrar en ella.
Pues eso, que hable ella. Mientras me explique sus aspiraciones estaría distraída y yo lo único que tendría que hacer seria asentir y prestar un mínimo de atención.
0 comentarios:
Publicar un comentario